viernes, 8 de junio de 2012

Retórica



Este poema llegó a mí hace ya algunos años. En aquel momento, lo transcribí varias veces y lo olvidé hasta hace poco tiempo que volvió. Es lo misterioso de la poesía y que Eugenio Montejo anotó en un verso: eso de llegar lejos y sin hora.


Que tus errores no sean fruto del azar o del prejuicio,
sino que tú los elijas como quien elige su remordimiento
y el consiguiente castigo. Y que conozcas, por fin,
tu íntima flaqueza y una abyección distinta.
Inútiles tus disculpas ante eso que aflora:
la cursilería, tan mal gusto.
Y ojalá la libertad, arduamente conseguida,
te devore y te anule
concediéndote la dicha inadjetivable
de ser tú mismo
o sea, nadie, nada;
apenas algo que se repite, y se repite.

Juan Gustavo Cobo Borda.

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