viernes, 10 de junio de 2011

Reflexiones de Jhumpa Lahiri

Es la foto que publica el New Yorker de Jhumpa a los tres años junto a sus padres en Cambridge, Massachussetts.


Días atrás recibí este artículo que publicó el New Yorker. Es el testimonio de la escritora hindú-americana Jhumpa Lahiri sobre su vivencia del oficio. En el año 2000 recibió el Pulitzer por su libro de relatos Intérprete de emociones. He extraído uno de los fragmentos del artículo que consideré más valiosos. Lo copio en inglés; a continuación, en español y, finalmente, publico el vínculo de todo el texto. 


 «As a child, I did not know the exact meaning of “tenure,” but when my father obtained it I sensed what it meant to him. I set out to do as he had done, and to pursue a career that would provide me with a similar stability and security. But at the last minute I stepped away, because I wanted to be a writer instead. Stepping away was what was essential, and what was also fraught. Even after I received the Pulitzer Prize, my father reminded me that writing stories was not something to count on, and that I must always be prepared to earn my living in some other way. I listen to him, and at the same time I have learned not to listen, to wander to the edge of the precipice and to leap. And so, though a writer’s job is to look and listen, in order to become a writer I had to be deaf and blind».

 «Cuando era pequeña, no sabía exactamente qué era una “ocupación” pero cuando mi padre la encontró supe lo que significaba para él.  Yo me dispuse a hacer lo mismo que él había hecho con el fin de continuar una carrera que me brindara la misma estabilidad y seguridad. Pero en el último instante me retracté porque, a diferencia de mi padre, yo quería ser escritora. Incluso después de ganar el Pulitzer, mi padre me recordó el hecho de que escribir historias no era algo con lo que pudiera contar, y que siempre tenía que estar preparada para ganarme la vida de otra manera. Lo he escuchado y, a la vez, he aprendido a no escucharlo, a acercarme al borde del precipicio y saltar. Y así, si bien el trabajo de un escritor es mirar y escuchar, para convertirme en escritora he tenido que volverme sorda y ciega».


5 comentarios:

  1. El New Yorker está lleno de joyas así. Ha sido y sigue siendo una de las revistas más recomendables y recomendadas a todos los literatos o aprendices de escritor que se defiendan en inglés. En cuanto a este artículo, es de lo mejor que he leído. De hecho, estoy escribiendo este párrafo con los ojos vendados y tapones en los oídos, intentando no hacerle caso a ese padre sin imaginación quien me dice que nunca ganaré el Pulitzer. :) Gracias Lorena, por compartir esto a lo grande.

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  2. Gracias a ti, Andreíta, por hacérmelo llegar. Feliz Dinamarca.

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  3. Buscaré pasarme ciertas tardes en este albañal.

    Saludos.

    Ed.

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  4. Por petición de Rubén Abella, hago público el siguiente comentario que no ha podido colgar por las arbitrariedades de blogger:

    "Creo que os comenté en clase que Jhumpa Lahiri ha sido, para mí, uno de los descubrimientos literarios de este año. Empecé leyendo Unaccustomed Earth (Tierra desacostumbrada) y seguí con otro libro de cuentos titulado The Interpreter of Maladies (Intérprete de emociones). Tiene una novela, The Namesake (El buen nombre, qué cosa tan extraña, por cierto, esto de las traducciones) que aún no he leído, pero lo haré. Es una escritora elegante, precisa, honda, que presta una enorme atención a los detalles (los divinos detalles, como decía Nabokov). En fin, que me ha gustado mucho verla por estos lares. Un saludo".

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