Hace pocos días,
todavía en medio del deslave verbal que produjeron las elecciones venezolanas
del 7-O, encontré en el barro un viejo metal encantado. Una edición que compiló
en el 2010 la Universidad de Los Andes con los Dichos del poeta Rafael Cadenas. El hallazgo ha sido reparador: «un
instante sonoro de metal antiguo» en medio del diluvio y el disparadero.
Me llamó la
atención que Cadenas empezara a escribir sus primeros aforismos a principios de
los años 70, con las últimas detonaciones de la guerrilla y al borde de otro
diluvio, el de la Venezuela Saudita. Ah, la Venezuela Saudita: esa chica
plástica.
De esas que cuando se agitan,
sudan Channel number 3
Al derroche
nacional (y sus descorches), Cadenas ha opuesto la austeridad del aforismo. Una
piedra en el torrente. Un toque de cencerro en el matadero. De ahí que en el prólogo,
Joaquín Marta Sosa se refiera al aforismo como el «anti-discurso», como «un
género para tiempos de crisis». Es así: nada más adverso a los excesos de la retórica
hueca, esa otra chica plástica.
No le hablan a nadie si no es su igual
a menos que sea «fulano de tal»
(Qué fallo)
(Qué fallo)
A la palabra,
Cadenas dedica en sus aforismos la ética sin cosmética.
Uno de los hallazgos más valiosos de este 7-O para la política venezolana fue el discurso de Capriles luego de la derrota. También lo ha sido su recorrido por el país, su conversación con los venezolanos. Creo que Capriles ha hablado desde la honestidad, con ética y sin cosmética. Ese camino, sí que lo vi.
Uno de los hallazgos más valiosos de este 7-O para la política venezolana fue el discurso de Capriles luego de la derrota. También lo ha sido su recorrido por el país, su conversación con los venezolanos. Creo que Capriles ha hablado desde la honestidad, con ética y sin cosmética. Ese camino, sí que lo vi.
*
Aún, hay dos
cosas que considero fundamentales del prólogo de Marta Sosa. La primera es la
cercanía que guardan estos Dichos con
la sabiduría del refranero castellano y criollo y que, en Cadenas, dialoga con
la tradición del proverbio oriental y del haikú y estrecha su afinidad natural
con el alma popular. La segunda alude al ejercicio de una conciencia moral y
cívica, política —en su mejor sentido—,
pero que, sin embargo, «no se agota en lo político».
En una ocasión,
aquí en Madrid, escuché a Cadenas hablar del río de su infancia
en Barquisimeto. Luego contó que «Barquisimeto» significaba «río de agua
color ceniza». Esta memoria me trae el apunte de uno de sus Dichos:
«Protege tu sencilla camisa que aún está sobre la cuerda de los patios de
la infancia».
Me parece que esto vale por todo cuanto se pudo haber escrito sobre el
7-O.
**
Algunos Dichos
El
espíritu es cosa desarmada.
Que
los seres humanos se vean a sí mismos como son, sin juzgarse, constituye hoy
tal vez la subversión más válida.
Estar
sin ídolos, con la vida, siendo.
Lo
esencial no es de ninguna época.
El fanatismo es la absolutización
de un lenguaje.
Siempre
espero palabras que toquen el cuerpo.
La
otra orilla pertenece a los que aman, y ellos la convierten en esta orilla.
Cuando
nada pedimos, el mundo destella.
No se
puede escribir cosa valedera sin haber estado en el infierno.
Nos
reunimos para hablar de lo que no es esencial.
Aceptar
la idea de nación es aceptar la idea de guerra.
Somos
arenas susurrantes.
La vida,
ese hecho deslumbrante, inasible, tremendo, no es suficiente para el hombre. Él
exige
más, y por supuesto, nada puede aplacar su descontento.
Sólo
el niño ve brillar el barro.
Los
ojos reciben innombradas las cosas.
El
mayor cargo que puede hacérsele a la utopía: nos quita del presente que es lo
mayor.
Cuántas
utopías derrumbadas. Eso te abrió los ojos. Agradécelo.
El
hombre ha hecho tal culto del cambio que se olvidó de vivir.
Hemos
empleado vanamente la inteligencia en la tarea de explicar el esplendor. No nos
interesa sentirlo. Estamos un poco muertos. Entonces nos damos a buscar.
“sensaciones nuevas”. Como si el mundo no estuviera siempre haciendo eclosión frente
a nosotros.
Estoy
lejos del lugar hacia donde partí, pero a veces puedo ver que es el mismo donde
siempre estoy.
Haber
herido a personas queridas le ha dejado cicatrices sobre las que ha tratado de
formarse.
Si
bien se mira, la alegría es más profunda que la tristeza.
Culparte
es derramar tu vino.
Son
tantas las ideas arrasadas que sólo debería quedar la realidad sin más.
Hay
quienes no se permiten ser suaves por temor a disolverse.
Sólo
si no te juzgas, puedes hacer transacciones con tu sombra.
Los
rótulos no dejan ver a los seres humanos.
Trata
de que tu mirada sea libre.
Los de
veras vivientes no hacen revoluciones; la revolución son ellos.
Siempre
espero que las palabras se salven de nosotros.
¿Por
qué hablamos de lo desconocido como algo separado de nosotros?
Aún no
te veo encaminarte a donde hablarás sin alzar la voz.
Desconocía
su idioma; por eso hizo una brillante carrera política.
Su
cultura no le impedía servir a un dictador.
Qué
recio el tenerse en vilo sobre lo arrasado.
Abandonado
te quiere lo inmenso.
Lo
único que no termina nunca es el presente.
Cada
instante es un regalo. Esto nos debería volver humildes y hacernos dar las
gracias ¿A quién?
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